El cultivo del olivo esta enfocado a la producci�n de aceituna y el aceite que de ella sobtiene.
El objetivo principal de esa producci�n est� dirigido a la alimentaci�n. Sin embargo, es importante se�alar toda otra serie de usos particulares que, hasta al momento y ligados a los recursos materiales y tecnol�gicos de cada �poca, se le han dado y se le dan al aceite.
No incluimos aqu� los usos medicinales del aceite y la aceituna ya que existe un apartado espec�fico sobre el tema.
El aceite para la iluminaci�n
Los
aceites lampantes, impropios para el consumo directo, se han utilizado
hasta bien entrado el siglo XIX para la iluminaci�n. La propia
denominaci�n de "lampantes", hace referencia a su destino para alimentar
a las l�mparas.
Los fenicios fueron los que difundieron por el Mediterr�neo el uso del aceite como productor de luz y ense�aron a los dem�s pueblos la fabricaci�n de l�mparas de arcilla y bronce.
Los contenedores de aceite para iluminar, pod�an ser manuales, para transportarlos y encender fuegos, o de pared para colgar. Conten�an unos cent�metros de aceite de segunda calidad y, dependiendo de la mecha, ard�an una o dos horas.
Los egipcios a�ad�an sal al aceite lo que proporcionaba una llama de color amarillo y de mayor luminosidad y transparencia y hac�a que la mecha durara m�s tiempo.
La sal catalizaba la combusti�n del aceite de mala calidad y absorb�a las impurezas. Por otro lado la sal subrayaba el valor de ofrenda de las l�mparas sagradas.
En el mundo semita, se quemaba en las l�mparas el mejor aceite y la sal m�s pura que proced�a del desierto.
La jornada activa comenzaba al salir el sol y las l�mparas s�lo se encend�an a �ltima hora de la tarde.
Los griegos, cuando acud�an a los banquetes, llevaban consigo el aceite para las l�mparas. Despu�s de las conquistas de Alejandro Magno, los dispendios y el lujo se incrementaron a juzgar por el consumo de aceite de l�mparas.
Se ha contabilizado en Delos, en el siglo I a.C., una media de diez l�mparas por habitaci�n en las casas pudientes.
Con respecto a la forma de las l�mparas, eran muy variadas; pod�an contener uno o dos ca�os para la mecha, como las bicornias etruscas, o la lucerna de dos mecheros como las l�mparas romanas. Con frecuencia se adornaban con motivos vegetales o animales. Las l�mparas de aceite eran tambi�n utilizadas por los mineros y buscadores de piedras y metales preciosos, para introducirse en las galer�as subterr�neas.
A lo largo de la Edad Media y hasta el siglo XIX, el uso del aceite de oliva para la iluminaci�n se mantuvo hasta que se sustituy� por la l�mpara de petr�leo y despu�s por la electricidad.
Los fenicios fueron los que difundieron por el Mediterr�neo el uso del aceite como productor de luz y ense�aron a los dem�s pueblos la fabricaci�n de l�mparas de arcilla y bronce.
Los contenedores de aceite para iluminar, pod�an ser manuales, para transportarlos y encender fuegos, o de pared para colgar. Conten�an unos cent�metros de aceite de segunda calidad y, dependiendo de la mecha, ard�an una o dos horas.
Los egipcios a�ad�an sal al aceite lo que proporcionaba una llama de color amarillo y de mayor luminosidad y transparencia y hac�a que la mecha durara m�s tiempo.
La sal catalizaba la combusti�n del aceite de mala calidad y absorb�a las impurezas. Por otro lado la sal subrayaba el valor de ofrenda de las l�mparas sagradas.
En el mundo semita, se quemaba en las l�mparas el mejor aceite y la sal m�s pura que proced�a del desierto.
La jornada activa comenzaba al salir el sol y las l�mparas s�lo se encend�an a �ltima hora de la tarde.
Los griegos, cuando acud�an a los banquetes, llevaban consigo el aceite para las l�mparas. Despu�s de las conquistas de Alejandro Magno, los dispendios y el lujo se incrementaron a juzgar por el consumo de aceite de l�mparas.
Se ha contabilizado en Delos, en el siglo I a.C., una media de diez l�mparas por habitaci�n en las casas pudientes.
Con respecto a la forma de las l�mparas, eran muy variadas; pod�an contener uno o dos ca�os para la mecha, como las bicornias etruscas, o la lucerna de dos mecheros como las l�mparas romanas. Con frecuencia se adornaban con motivos vegetales o animales. Las l�mparas de aceite eran tambi�n utilizadas por los mineros y buscadores de piedras y metales preciosos, para introducirse en las galer�as subterr�neas.
A lo largo de la Edad Media y hasta el siglo XIX, el uso del aceite de oliva para la iluminaci�n se mantuvo hasta que se sustituy� por la l�mpara de petr�leo y despu�s por la electricidad.